alex jaleo
Alga eucariota
Registrado: 10 Ene 2013, 14:31 Mensajes: 174
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Fotografía Micológica II ( artículo)
El mundo de los sueños Ya hemos apuntado la necesidad de disponer de tiempo para esta disciplina. Esto nos permite ser creativos y poder esmerarnos en ajustar la imagen desde todos los puntos de vista e incluso hacer algunas tomas más atrevidas en donde experimentar y poner en práctica cualquier cosa que se nos ocurra. ¿Cuántas veces hemos atribuido a las setas cualidades y actitudes humanas? Más de una vez he leído comentarios sobre este tema; inspiran protección, soledad, cariño etc.; el diálogo que se crea entre ellas es de lo más interesante para poder transmitir sensaciones. Basta con fotografiar una seta desarrollada y a su lado alguna recién emergida para que inmediatamente nos recuerde una estampa de maternidad, o bien dos grupos enfrentados nos pueden sugerir una discusión en plena calle. La fotografía es, en buena medida, sentimiento y las setas nos ofrecen por su morfología muchos paralelismos.
Un clásico también es la sensación de estar viendo un mundo de ensueño” solo falta el enanito” me han comentado en más de una ocasión. Podemos expresar fuerza y potencia si encuadramos un vasto Cortinarius desde abajo. Nos dará la impresión de grandiosidad. O bien un delicado Marasmius que navega sobre una tabla en un mar embravecido de hojas..., podemos imaginarnos que una piedra trasera es una montaña y que un espectacular Coprinus custodia el paso, podemos imaginar cualquier historia pero, para que en nuestra fotografía sea una montaña, lo imprescindible es que nos lo creamos y veamos sin lugar a dudas una montaña y no una piedra… todo es cuestión de imaginárselo y creérselo, tener fe y confianza.
Siempre hay una buena toma que hacer y es la falta de concentración, el cansancio, la falta de tiempo o la poca confianza la que hace que no la encontremos.... con insistencia e imaginación podemos hacer partícipe al observador de nuestras sensaciones.
Sobre los objetivos
Desde las microsetas, que no miden más de unos milímetros como algunas Mycenas, hasta grandes setas, de más de un palmo como las macrolepiotas o algunas Amanitas hay toda una variedad de tamaños, la técnica para fotografiarlas puede ser algo diferente en cada caso. Para las setas pequeñas es muy aconsejable un objetivo macro, un 105mm , 90mm o similar. En mi caso me gusta mucho trabajar con un 70mm lo que me permite acercarme bastante al sujeto sin cerrar demasiado el encuadre captando un poco del ambiente.
Con un objetivo macro, al trabajar con mucho acercamiento, la profundidad de campo se reduce. Incluso tirando con diafragmas cerrados será poco el espacio a foco, esto quiere decir que los desenfoques son importantes queramos o no pues siempre jugarán un papel determinante en la estética de la foto, esto nos ayudará a destacar y aislar la seta sobre un fondo desenfocado, conviene que el fondo no destaque demasiado para no restarle protagonismo a la seta, enfocar todo su espacio sería una buena idea dejando el fondo desenfocado, otra posibilidad sería realizar un desenfoque selectivo, una transición entre foco y desenfoque que incluso podría empezar ya en la propia seta hacia el fondo sin cambios bruscos, todo esto es una elección del fotógrafo aunque no hay que descartar ninguna posibilidad en cuanto a profundidad de campo. Hemos de experimentar, además el sujeto, en este caso las setas, es estático y podemos disponer del tiempo que sea necesario.
Con setas de mayor tamaño podríamos utilizar objetivos mas comunes con focales menos especializadas, he visto imágenes fantásticas realizadas con un zoom de kid, 17-50 mm por ejemplo en donde se aprecia el paisaje con todo lujo de detalle. La incorporación en el encuadre del bosque siempre es de agradecer. Se pueden crear imágenes muy sugerentes y de ambiente natural muy atractivo utilizando los árboles de fondo y las hojas del suelo en un primer plano del lugar. Para eso podemos utilizar también un gran angular, incluir en nuestro encuadre el bosque, una cascada o un riachuelo.
Como vemos son muchas las posibilidades que nos ofrecen las setas; desde un foco total en toda la imagen captando con detalle el entorno, hasta una borrachera de desenfoques mostrando solo una pequeña parte de la imagen a foco. En este último caso también crearemos un ambiente muy agradable, será más intimista pero no por eso menos real.
La iluminación Dicen que la fotografía es luz y por eso hemos de dedicarle especial atención.
LUZ NATURAL Si queremos ofrecer un aspecto natural en nuestras fotos de setas la iluminación principal será luz natural. Intentaremos evitar fotografiarlas a pleno sol. Es muy posible que los fondos se nos quemen y las setas queden afectadas por esa luz tan fuerte. A primeras horas del día y a las últimas tendremos una luz más suave y equilibrada y en estos casos es posible que el sol nos ofrezca buen detalle además de su especial temperatura de color. Hemos visto más de una foto en donde el autor ha querido incluir en el encuadre un poco de cielo, no sería mala idea pero la mayoría de las veces sale quemado, todo blanco, en este caso deberíamos descartarlo y cambiar a un punto de vista más bajo o encarar las setas en otro fondo sin cielo.
Para asegurarnos un resultado correcto y sin complicaciones lo mejor será fotografiar ejemplares a la sombra. En estas condiciones dispondremos de poca luz pero al trabajar con trípode podremos disparar con exposiciones largas sin ningún problema. Podría ser muy interesante trabajar a contraluz, en especial con setas algo traslúcidas, en este caso la parte frontal de la seta nos quedará un poco oscura y habrá que iluminarla con flash o con reflector, vale la pena, aunque son fotografías con cierta complicación el resultado es muy estético.
Un recurso muy eficaz para obtener volumen es aplicar sombra con el reflector sobre las setas, se consigue una iluminación muy uniforme sobre el sujeto. Dependiendo de la inclinación del reflector, la luz incide y rebota en diferentes ángulos y puede hacer destacar muy bien las texturas y volúmenes de las setas. Es importante que tengamos bien ajustada la temperatura de color, el cromatismo de las setas es muy característico de cada especie y hemos de intentar conseguir la máxima fidelidad posible con los colores.
Cuando el sol se filtra entre las hojas del bosque hay una iluminación muy especial, podría ser que se ilumine parte del sombrero suavemente, hay que estar atento y no descartar hacer unas cuantas fotos. Un sol moteado podría ofrecernos unas excelentes fotos.
EL FLASH “La mejor luz de flash es aquella que no se nota” ¡Cuánta razón alberga esta frase! Pensemos un momento para qué sirve un flash. Parece obvio que su función es iluminar pero si queremos cumplir con el dicho, habrá que hacerlo de manera adecuada. Hemos de familiarizados con la idea “flash de relleno” se trata de ayudar a la luz natural para rellenar algunas zonas más oscuras y avivar las zonas iluminadas sin perder detalle, pero antes de entrar en materia con este concepto hemos de aclarar que lo ideal es tener un flash externo a la cámara, ¿por qué?
Pensemos en la luz. Cualquier foco de luz ilumina unas zonas provocando sombra en otras, este es el concepto básico. Cuando tenemos una luz lateral al sujeto, se ilumina una parte y se oscurece otra, creando una sensación de volumen. Precisamente por eso cuando el flash es frontal, como sucede con el flash incorporado en nuestra cámara, los volúmenes quedan planos porque no se crean sombras; aunque pongamos un difusor no obtendremos volumen.
Se trata de que estas sombras sean suaves y difusas, que no oscurezcan demasiado la imagen y así no perder detalle. Para ello pondremos un difusor en nuestro flash. Cuanto más grande sea la ventana de este difusor, más suave quedará la luz al repartirse en un mayor espacio. La distancia también podrá suavizar las sombras y las luces. Tendremos que comprobar cuál es la distancia más adecuada haciendo unos cuantos disparos de prueba. Por último, y también para suavizar, pondremos el flash a mínima potencia a 1/125, 1/250. En un principio puede parecer que es poca luz; pero la iluminación principal de la escena se la confiaremos a la luz natural, siendo el aporte del flash la “luz de relleno”.
Una de las claves más importantes en la fotografía de setas es poder reflejar con fidelidad las texturas del sombrero, el pie y su volumen, estas texturas son de lo más variadas y enriquecen nuestra imagen de una manera sobresaliente: texturas radiales y onduladas, texturas moteadas en algunas especies, esponjosas o gelatinosas en otras. Sólo seremos capaces de representar correctamente estas texturas con una buena iluminación.
REFLECTORES Pensaremos en el reflector como otra posible fuente de luz. Cuanto más brillante sea su superficie más dura será la luz que refleja, por eso es conveniente que cualquier tipo de reflector tenga la superficie algo satinada, En el mercado hay reflectores plegables muy prácticos para llevar en la mochila; ofrecen superficies blancas, negras, plateadas y doradas con él podemos reflejar e iluminar una cara oscura o bien iluminar las láminas desde abajo, es una buena herramienta.
Otra opción sería recortar un tetrabrik de leche, por ejemplo, su interior es un excelente reflector. Una vez recortado en forma de rectángulo y doblado por la mitad conseguiremos aguantarlo en cualquier lugar pudiendo situarlo muy cerca de la seta, aunque fuera del encuadre. Son de gran utilidad para iluminar pequeñas zonas y con la inclinación adecuada pueden iluminar por ejemplo las láminas de las setas que muchas veces tienen una sombra oscura. También podemos utilizar más de uno para optimizar la iluminación.
Podemos probar cualquier cosa que se nos ocurra para iluminar: bandejas de pastelería metalizadas, linternas (aunque según qué tipo, puede crear dominantes de color indeseados), cartulinas blancas, etc.
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