alex jaleo
Alga eucariota
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Fotografía Micológica I ( artículo)
El verano del 2011 me encargaron un extenso articulo sobre Fotografía Micológica para la revista Digital Cámera. Se trata de un articulo donde se intenta orientar a aquellos fotógrafos que quieren iniciarse en esta disciplina. Vamos con la primera entrega esperando sea de vuestro interés.
FOTOGRAFÍA MICOLÓGICA Alex Alonso
El reino Fungi A grandes rasgos un hongo es un ser vivo encargado de descomponer la materia muerta de animales y plantas; como tal posee un papel ecológico muy importante, descompone hojas, madera, frutos, etc., devolviendo sus nutrientes al suelo, además de tener en muchos casos usos medicinales, culinarios, etc. Una seta no es otra cosa que un órgano reproductor del hongo; las setas dispersan esporas que quedaran latentes esperando las condiciones favorables para su germinación. La fantasía creativa de las setas es espectacular, se han identificado más de 100.000 especies diferentes, tal alarde de formas y variedades ha de despertar la curiosidad de cualquier fotógrafo, sus colores, tamaños, agrupaciones, sus láminas y transparencias nos ofrecen infinitas posibilidades. El fotógrafo de setas, al igual que los demás visitantes del bosque, ha de ser muy respetuoso con el medio. Es muy habitual encontrarnos gran cantidad de setas repartidas por el suelo cortadas, pisadas y maltratadas por el simple hecho de que no son comestibles. La belleza de las setas, se coman o no, es suficiente para respetarlas y admirarlas aunque desconozcamos su función biológica en el mundo, por eso los fotógrafos aficionados a la micología tenemos la oportunidad de mostrar con nuestro trabajo la belleza de estos misteriosos seres.
Fotografía descriptiva, fotografía artísticaLa fotografía micológica es necesaria para el estudio y la identificación de las especies. Tanto una buena descripción de su morfología como de su entorno nos ayudaran en la identificación del ejemplar. Son fotografías destinadas a micólogos y guías micológicas donde será necesaria la máxima información posible, tanto morfológica como de los hábitats de cada especie. Hay géneros realmente difíciles de identificar y sólo con estudio microscópico se puede identificar su especie.
La descripción fotográfica no es la única dirección que podemos tomar con nuestras fotografías ya que las setas son muy fotogénicas y se prestan a interpretaciones plásticas y paisajísticas. El mundo de la micología es muy complejo pero el fotógrafo neófito en el tema puede disfrutar igualmente intentando captar su belleza y, seguramente, aportando buenas dosis de creatividad.
Nosotros nos centraremos en la fotografía artística, aunque con el tiempo he comprobado que no es tanta la diferencia entre las dos tendencias, creo que podemos fotografiar con buen nivel descriptivo y al tiempo captar su misterio y espíritu siendo creativos. En cualquier caso lo que nos interesa a todos es perfeccionar la calidad fotográfica de nuestras imágenes y para eso es necesaria una cierta técnica y especialización. La fotografía micológica tiene ciertos rasgos característicos comunes a cualquier tendencia.
La elección No conozco a ningún buen recolector de setas que quiera llenar su cesto y coger moras en la misma mañana. Para tener una suculenta cena a base de setas hay que dedicarse en la recolección. Lo mismo pasa con el fotógrafo de setas. Es muy habitual fotografiar al paso y conseguir en un paseo matinal cierta cantidad de fotos de especies variadas. Pero si queremos hacer unas excelentes fotos hay que concentrase y dedicar el tiempo necesario a cada fotografía. En muchas ocasiones me dedico más de una hora a estar tumbado con el mismo tema; es exagerado, lo reconozco; con algo menos de tiempo ya se puede entablar un buen diálogo con el mismo asunto y conseguir imágenes muy aceptables.
Es muy tentador abalanzarse sobre la seta y disparar sin haber estudiado la situación. Su belleza y la emoción al encontrarla hace que sólo veas lo curiosa y bonita que es y no te fijes en los detalles, en la luz o en el entorno. Es una buena práctica quitarse la mochila y sentarse a observar, mirarla desde todos los ángulos, ver de dónde viene la luz, qué forma tiene y tener argumentos para decidir.
Podemos explorar nuestro alrededor, seguramente hay más ejemplares de la misma especie muy cerca, elegir cual está mejor situada y decidirnos por un grupo en buena posición. Es importante que hagamos una buena elección. Hay setas que destacan por alguna característica especial: las ondulaciones de su sombrero, la transparencia de las láminas, su colorido espectacular, sus formaciones en grupo, su peculiar forma o bien por tener un pie muy decorado.
Si hace unos días que no llueve es posible que estén algo secas, pierden gran parte de su atractivo. Hay que fijarse mucho porque posteriormente, mirando la foto en nuestra pantalla, nos producirá una mala impresión. Lo mismo sucede con las setas deterioradas, rotas, dobladas, etc.; siendo posible que nos pasen desapercibidas a la hora de hacer las fotos y que estropeen una bonita composición de grupo, a no ser que tengamos un interés compositivo especial deberíamos no incluirlas.
En resumen, podríamos remarcar tres ideas esenciales. La primera es el respeto por nuestro entorno; hemos de ser respetuosos con la naturaleza. En segundo lugar la observación; hemos de ir sin prisas (ya veréis que esta actitud es recurrente en cada apartado de este artículo). Por último la concentración; básica para cualquier actividad creativa.
Cuerpo a tierra. No es fácil fotografiar setas. Casi siempre hay que estar arrodillado o mal estirado. Trabajar a ras de suelo es una de las principales complicaciones con las que nos vamos a encontrar.
En primer lugar y una vez decidida la seta que queremos fotografiar nos instalamos. Es conveniente llevar con nosotros una esterilla o un plástico para protegernos de la humedad del suelo. Hay que ser discreto y con la mínima expresión ya será suficiente. Se agradece un trípode fácil de manejar cuando nos encontramos metidos entre ramas con muy poca movilidad. Yo utilizo una rótula de bola. Con un solo mando puedo girarla en condiciones incómodas. Las patas se pueden abrir totalmente y así seremos capaces de situar la cámara muy baja. La utilización del trípode es casi imprescindible; además de ofrecernos estabilidad nos permitirá componer con tranquilidad, sin prisas, pudiendo ajustar todos los detalles cómodamente.
Todos estos problemas quedan resueltos si encuadramos desde cierta altura. Podría ser una buena opción para conseguir bonitas composiciones logrando centrarnos en la geometría de los sombreros y captar sus curiosas y plásticas texturas; pero con algunas especies nos perderíamos su porte, su altura y sus bonitas láminas. En el caso de que estas características sean lo que queremos destacar en nuestra fotografía, el trípode sigue siendo imprescindible y como siempre permitirá que nos mantengamos relajados para analizar detenidamente la situación. Los márgenes de los caminos son un lugar habitual de crecimiento, en esta ocasión nos será más cómodo instalar el trípode. La altura del margen nos permitirá incluso poder encuadrar desde abajo para dar fe de la luminosidad de sus láminas, o frontalmente sin demasiadas complicaciones.
Otra situación habitual es encontrarnos con especies que crecen sobre madera en descomposición, por ejemplo algunas Mycenas, Marasmius, Marasmiellus etc. que normalmente crean grupos muy atractivos, en estos casos ya tenemos cierta altura y elegir el encuadre que nos parezca preferible; incluso podemos desplazar un poco el tronco para situarnos mejor y más cómodos o bien situarlas en un fondo de mayor atractivo. Si finalmente decidimos fotografiar a ras de suelo deberíamos llevar en nuestra mochila un saquito medio lleno de semillas, lo situamos en el suelo y acomodamos la cámara sobre él; en este caso la altura será mínima y es muy posible que podamos poner el objetivo casi tocando al suelo ya que el saquito se adapta con cierta estabilidad a muchas posiciones de la cámara. Y por último, si las condiciones nos lo permiten, podríamos dejar la cámara montada en el trípode, dejarlo cerrado y tumbarlo hasta apoyar la cámara en el saquito, con estos dos apoyos la estabilidad será casi definitiva.
Es conveniente disponer de un cable disparador o en su defecto usar el retardo de la cámara. La estabilidad del saquito es deficiente y tan solo con apretar el disparador la cámara se puede desplazar y estropearnos la foto. Como vemos, tanto instalarnos como acomodar la cámara son cuestiones básicas. Es aconsejable que no tengamos prisa en disparar y que dediquemos el tiempo necesario en la instalación del equipo, las fotos reflejarán sin lugar a dudas la concentración que hemos tenido.
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